La Multiplicación de los panes

 

Reflexión. 17 domingo del año, 25 julio 2021.

Lectura de segundo libro de los reyes 4, 42-44

42 Acaeció que un hombre de Baal Salisá vino trayendo al hombre de Dios primicias de pan, veinte panes de cebada y grano fresco en espiga. Dijo Eliseo: «Dáselo a la gente y que coman». 43 Su servidor respondió: «¿Cómo voy a poner esto delante de cien hombres?». Y él mandó: «Dáselo a la gente y que coman, porque así dice el Señor: “Comerán y sobrará”». 44 Y lo puso ante ellos, comieron y aún sobró, conforme a la palabra del Señor.

En esta lectura se nos anuncia lo que Jesús realizará. Un hombre tiene unos panes de cebada que son los que usan los pobres. Los ofrece al Señor para dar de comer a la gente y Dios lo bendice. Todos comen, se sacian y sobra. Así nos enseña a compartir con otras personas y todos tendrán lo que sobre.

Salmos 144, 10-11 15-16 17-18

Abres tu la mano, Señor y sacias de favores a todo viviente

10  Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, | que te bendigan tus fieles.  11 Que proclamen la gloria de tu reinado, | que hablen de tus hazañas;

Abres tú la mano, Señor y sacias de favores a todo viviente

15 Los ojos de todos te están aguardando, | tú les das la comida a su tiempo; 16 (Pe) abres tú la mano, | y sacias de favores a todo viviente.

Abres tu la mano, Señor y sacias de favores a todo viviente

17 El Señor es justo en todos sus caminos, | es bondadoso en todas sus acciones. 18 Cerca está el Señor de los que lo invocan, | de los que lo invocan sinceramente.

Abres tú la mano, Señor y sacias de favores a todo viviente

Proclamación del evangelio según san Juan 6, 1-15

Jn6 1 Después de esto, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea (o de Tiberíades). 2 Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. 3 Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.

4 Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. 5 Jesús entonces levantó los ojos y, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: «¿Con qué compraremos panes para que coman estos?». 6 Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. 7 Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo». 8 Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: 9 «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?». 10 Jesús dijo: «Decid a la gente que se siente en el suelo». Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil. 11 Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado. 12 Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda». 13 Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. 14 La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: «Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo».

15 Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

Jesús ha estado predicando la llegada del reino. Mucha gente ha corrido detrás de Jesús. Jesús atravesaba el lago en la barca y la gente por las orillas. Se encuentran en una explanada y Jesús los manda sentarse recostados sobre la hierba. Jesús los trata como a señores pues así somos todos para Él. La gente vive como ovejas sin pastor, desorientadas y abandonadas y Jesús no puede permitir estas circunstancias. Les comunica la Palabra de Dios y no se cansan de escuchar porque nadie se la enseñaba. Han pasado todo el día en estas actitudes. Tienen hambre también en el estómago. Jesús está preocupado y pregunta a los apóstoles como podrán hacer para dar de comer a tanta gente. Los apóstoles pensaban en comprar para la vida con el dinero que no se necesita. ¿Con qué compraremos panes para que coman estos? Piensa sólo en comprar, negocios. Jesús les va a decir que todo es don de Dios y está destinado a todos.

Un joven tiene cinco panes y dos pescados, pero ¿Qué es esto poco para tantos? Jesús nos lleva a poner toda nuestra confianza en Dios. Un día Jesús nos dirá que no andemos preocupados por la comida ni el vestido.

Les manda que se queden en sus sitios; el joven que venga hacia él. Le pide que ponga a disposición de Jesús esos panes y pescados, aunque él se quede sin nada. Dios proveerá.

Jesús tomó los panes y los peces, da gracias a Dios como hará más tarde en la última cena. Da el pan y el pescado a los apóstoles para que lo repartan y a medida que lo realizan, la comida abunda más y llega a sobrar porque cuando se da por generosidad, poniendo todo en las manos de Dios, abundan para todos.

Este es el profeta enviado por Dios, aclaman la gente. Jesús se retira a la montaña para indicarnos la presencia de Dios y la alianza que Dios hace con la humanidad.

También hoy existe mucha pobreza, no hay comida, vivienda. Son muchas las necesidades. Mucha gente está despistada como ovejas sin pastor. No podemos quedar indiferentes ante esta situación mundial, también de nosotros. Jesús se hace presente porque lleva en su corazón las tristezas y las alegrías de la humanidad y también nosotros debemos llevar en nuestro corazón los problemas de los más necesitados. Los pobres necesitan llenarse de Jesús y buscarlo para tener una experiencia de él y sentir su amor y cariño. La Iglesia tiene que estar al lado de los indiferentes para dar amor, comprensión.

Jesús también quiere estar con nosotros para que compartamos nuestras cosas con generosidad. La generosidad hacia el pobre enriquece a todos y nos hace más hermanos. Cada uno da sabiendo que Dios te bendecirá. Busquemos el reino de Dios y su justicia y experimentaremos el amor entre todos.

Lectura de la carta de san Pablo a los efesios 4,1-6

Ef4 1 Así, pues, yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. 2 Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor, 3 esforzándoos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. 4 Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. 5 Un Señor, una fe, un bautismo. 6 Un Dios, Padre de todos, que está sobre todos, actúa por medio de todos y está en todos.

San Pablo escribe desde la cárcel, donde se encuentra por ser testigo de Jesús y nos pide a todos que vivamos de acuerdo a Jesucristo que nos llamó a una vida santa. Esto supone alejar de nosotros la autosuficiencia, el orgullo, el amor propio. Debemos abandonar toda clase de placeres que desdicen a nuestra condición de hijos de Dios, hermanos de Jesucristo, templos de Espíritu Santo. Que entre nosotros haya comunión de ideas, de sentimientos, acciones. Somos la Iglesia de Jesús y tenemos un solo Señor, Jesucristo, una sola fe, un solo bautismo. Tenemos un solo Dios, Padre de todos.

Toda clase de diferencias contradice a Dios porque aun siendo tres personas distintas e iguales en dignidad, nosotros tenemos que manifestar esta unidad y superar las diferencias.

ORACIÓN DE LA CONCORDIA (S. Francisco de Asís)

Señor, haz de mí un instrumento de tu paz.

Donde haya odio, ponga yo amor;

Donde haya ofensa, ponga yo perdón;

donde haya discordia, ponga yo unión;

donde haya error, ponga yo verdad;

donde haya duda, ponga ya la fe;

donde haya desesperación, ponga yo la esperanza,

donde haya tinieblas, ponga yo la luz;

donde haya tristeza, ponga yo alegría.


P. Vicente Pérez

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