EL VALOR DEL SUFRIMIENTO
Reflexión.Quinto Domingo del Tiempo Ordinario.
Monición. -PRIMERA LECTURA
El sabio en la persona de Job no ve más que la sombra de la condición humana universal: un servicio militar, un trabajo de jornalero, esclavitud sin horizonte, La vida entera es corta y frágil, tendida noche sin verdadero amanecer. Tomar conciencia de la propia condición es saludable punto de partida. En la opaca profundidad, Job se percata de un ojo que lo ve. Cuando pase del monólogo al diálogo, la noche se le tornará día.
Lectura del libro de Job 7,1-7
7,1 La vida del hombre en la tierra es como un servicio militar, sus días son los de un jornalero: 2 como el esclavo, suspira por la sombra, como el jornalero, espera el salario.
3 Mi herencia son meses vacíos, me han sido asignadas noches de sufrimiento.
4 Al acostarme pienso: ¿Cuándo me levantaré?; se hace larga la noche y me canso de dar vueltas hasta el alba; 5 tengo el cuerpo cubierto de gusanos y costras, la piel se me rompe y me supura.
6 Mis días corren más que la lanzadera del telar y se consumen sin esperanza. 7 Recuerda que mi vida es un soplo y que mis ojos no verán más la dicha.
R/. Alabad al Señor, que sana los corazones quebrantados.
Alabad al Señor, que la música es buena; nuestro Dios merece una alabanza armoniosa. El Señor reconstruye Jerusalén, reúne a los deportados de Israel.
R/. Alabad al Señor, que sana los corazones quebrantados.
El sana los corazones destrozados, venda sus heridas. Cuenta el número de las estrellas, a cada una la llama por su nombre.
R/. Alabad al Señor, que sana los corazones quebrantados.
Nuestro Señor es grande y poderoso, su sabiduría no tiene medida. El Señor sostiene a los humildes, humilla hasta el polvo a los malvados.
R/. Alabad al Señor, que sana los corazones quebrantados.
S. Pablo se ha enamorado de Jesús en el camino de Damasco y por eso no siente otra realidad sino anunciar a Jesús gratuitamente para que los hombres lo conozcan, lo amen y se salven.
Lectura de la carta de san Pablo a los Corintios 9,18-19 21-23
16 Anunciar la Buena Noticia no es para mí motivo de orgullo, sino una obligación a la que no puedo renunciar. ¡Ay de mí si no anuncio la Buena Noticia!
17 Si lo hiciera por propia iniciativa, recibiría mi salario; pero si no lo hago por propia voluntad, es que me han confiado una administración. 18 ¿Cuál será, entonces, mi salario? Anunciar gratuitamente la Buena Noticia sin hacer uso del derecho que su anuncio me confiere. 19 Siendo del todo libre, me hice esclavo de todos para ganar al mayor número posible.
22 Me hice débil con los débiles para ganar a los débiles. Me hice todo a todos para salvar por lo menos a algunos.
23 Y todo lo hago por la Buena Noticia, para participar de ella.
Proclamación del Evangelio según san Marcos 1, 29-39
29 Jesus después salió de la sinagoga y con Santiago y Juan se dirigió a casa de Simón y Andrés. 30 La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo hicieron saber enseguida. 31 Él se acercó a ella, la tomó de la mano y la levantó. Se le fue la fiebre y se puso a servirles.
32 Al atardecer, cuando se puso el sol, le llevaron toda clase de enfermos y endemoniados. 33 Toda la población se agolpaba a la puerta. 34 Él sanó a muchos enfermos de dolencias diversas y expulsó a numerosos demonios, a los que no les permitía hablar, porque lo conocían.
35 Muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, se levantó, salió y se dirigió a un lugar despoblado, donde estuvo orando. 36 Simón y sus compañeros lo buscaron 37 y cuando lo encontraron, le dijeron: —Todos te están buscando.
38 Les respondió: —Vámonos de aquí a los pueblos vecinos, para predicar también allí, pues a eso he venido.
39 Y fue predicando en sus sinagogas y expulsando demonios por toda Galilea.
Desde el paraíso siempre ha subsistido el dolor y sufrimiento: comerás el pan con el sudor de tu frente. Desde entonces vino la muerte: polvo eres al polvo volverás. Adán y Eva sienten la desnudez de su vida. ¿Qué sentido tiene para mí la vida? ¿Será un castigo del pecado o a través del dolor el hombre será capaz de reconocer sus limitaciones y apoyarse en Dios?
Toda la humanidad ha probado el dolor, pero al mismo tiempo está llamada a probar la victoria sobre el dolor por parte de Jesús.
En la primera lectura vemos el nombre de Job que tenía toda clase de felicidades: riquezas, hijos, animales, campos, pero llega un momento que Dios permite que se destruyan todos los animales y después se destruya su salud y prueba el dolor de la enfermedad, el abandono de su familia, la soledad. Job tiene aún un poco de razón y aprueba. Dios me lo dio, Dios me lo quitó, bendito sea. Dios permite que el dolor siga en él y su familia y viene la acusación de parte de sus amigos que el sufrimiento es causado por el pecado de Job y este se revela contra sus amigos, pero sobre todo contra Dios. Job no entiende la razón del dolor, pero tiene una rebeldía contra Dios.
Frente a esto Dios se hace presente en la vida de Job y le interroga y Job tiene que reconocer que no entiende, pero al mismo tiempo se somete a Dios. Creía que conocía a Dios y sus planes sobre nosotros, pero no era así. Ha entendido que todo se ha dado por amor para el bien de todos, y por eso da gloria a Dios. Dios le devuelve sus dones, pero lo más importante es que ha reconocido la grandeza de Dios.
Por eso nosotros no somos capaces de decir ante el dolor, que no entendemos, pero Dios me ama y todo concurre para el bien de aquellos a quienes Dios ama y nos sometemos a Dios.
Jesús se encuentra también ante el dolor. El evangelio de este domingo nos presenta a Jesus frente a la suegra de Pedro que tenía una fiebre muy alta. Se acercó a ella, la tomó de la mano y se levantó. Esta palabra “levantarse” no se refiere a algo físico, sino que traduce lo que Jesus hizo estando en el sepulcro, es decir, resucitó, venció la muerte, el dolor y le devolvió la vida. Jesús curaba a los enfermos.
¿Por qué el dolor? San Pablo nos dice que llevamos en nuestro cuerpo el morir de Jesus para que los hombres tengan la vida. Completamos en nuestro cuerpo lo que falta a la pasión de Cristo por la Iglesia. Jesús tomó nuestra carne y sangre para tomar en su cuerpo la muerte de Jesus y liberar a los que el demonio había esclavizado por el pecado. Todo pecado es esclavitud. Quiero hacer lo que me gusta, pero hago lo que no quiero y el pecado me domina. Jesús ha venido haciendo el bien en medio de nosotros. De manera que, si nosotros nos agarramos a Jesus y le tocamos, incluso sus vestidos, sentiremos que de Jesus sale una fuerza nueva que nos salva.
También Jesús pasa en medio de nosotros y nos salva, nos da la capacidad para llevar en nuestro cuerpo el dolor sin rebelarnos sino poniéndonos en las manos de Dios. El dolor, el sufrimiento no se vencen sino con ayuno, oración y abstinencia como lo hacía Jesus que se retiraba al desierto para rezar, unas veces de noche, otras veces a la madrugada. Sin la oración no hay vida, no hay cristianos, no hay paz. Un cristiano sin oración cae en manos del demonio y le retuerce y el destruye. ¡Qué bonito cuando los cristianos participan de la Eucaristía en el domingo y sienten a Jesus que los toca, que los cura, que los perdona, que los hace nuevos!
S. Pablo odiaba a los cristianos y por eso los perseguía hasta matarlos. Había pedido cartas de recomendación para ir a Damasco y traer a Jerusalén a los cristianos de manera que sean condenados a muerte.
Cerca ya de Damasco Jesus, a quien Pablo perseguía, lo derriba de su caballo, es decir, le hace comprender que está dando coces a los demás, que su actividad le condena al mismo pablo. Entiende con una luz que Jesus es el Mesías, que ha venido a salvar y se pone a disposición de Jesus. ¿Qué quieres que haga? En Damasco Pablo es derribado y ya no puede prescindir de Jesus. Él es la vida y razón de ser y por eso lleva en su corazón la fuerza para evangelizar a Jesus de manera que la gente lo conozca, crea en Él y después también lo anuncie. Pablo ya no puede estar sin anunciar a Jesus. Su vida es Jesus a quién tiene que anunciar y siente que predicar el evangelio es un compromiso que nadie puede quitárselo. Prefiere morir antes que dejar a Jesus.
Ser cristiano es conocer a Jesus, enamorarse de Él, servirlo y esto porque se vive en una intimidad con Jesus de manera que ya no podemos vivir sin pensar en Jesus, escuchar su voz, perderlo todo por Jesus. Los santos han descubierto a Jesus y se han entregado a Él. Quien conoce a Jesús, lo anuncia, aunque tenga que sufrir, ser rechazado, pero encontrará en Jesus la alegría de amarlo.
Para la oración de los fieles
- Por quienes sufren el hambre, la guerra y el abandono para que encuentren en los cristianos personas capaces de acompañar y comprometerse en el mejoramiento de su vida.
- Por las Iglesias de Jesús para que defiendan cada día la libertad ante cualquier forma de poder o manipulación para que puedan ser auténticas servidoras de la vida.
- Para que en las Iglesias se supere toda forma de exclusión, dominio, o alejamiento de la vida y las necesidades de las personas.
Oración comunitaria.
Padre creador, que escuchas y atiendes los clamores de la humanidad, y que en Jesús nos mostraste el proyecto de Bondad y libertad para tus hijos. Haz de nosotros creyentes audaces, que libres de todo afán de dominio o ganancia sepamos ser servidores de todos, especialmente de tus hijos solos y abandonados. Que seamos constructores de un mundo sin exclusiones en el que todos y todas quepamos con igual dignidad e iguales oportunidades, para que la humanidad que sufre pueda también un día levantarse, y tomar su lugar en el mundo. Tú que vives y amas por los siglos de los siglos.
P. Vicente Pérez.
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