Samuel
Reflexión. Domingo segundo del Tiempo Ordinario.
Hemos visto el otro día como Dios Padre presenta a Jesús en ocasión del bautismo como el Hijo-siervo de Dios, predilecto del Padre porque dejó su condición divina para hacerse hombre obediente hasta la muerte y para llevar a cabo esta misión recibe el Espíritu santo. Jesús se dirige después al desierto guiado por este mismo Espíritu y a los 40 días es tentado por el demonio y sale victorioso por la fuerza del Espíritu.
Jesus empieza su misión y hace un llamamiento para buscar discípulos. Hoy se nos presenta al niño Samuel que está en el templo de Sion donde le había dejado su madre. Allí vemos la disponibilidad de este niño que debe ser la nuestra. Habla Señor que tu siervo escucha. Escuchar al Señor y dejar que esa palabra le guíe. Escuchemos esta Palabra.
Lectura del Libro de Samuel 3,3-10 y19
1 El niño Samuel oficiaba ante el Señor con Elí. La Palabra del Señor era rara en aquel tiempo y no abundaban las visiones. 2 Un día Elí estaba acostado en su habitación. Sus ojos empezaban a apagarse y no podía ver. 3 Aún no se había apagado la lámpara de Dios, y Samuel estaba acostado en el santuario del Señor, donde estaba el arca de Dios. 4 El Señor llamó:
–¡Samuel, Samuel!
3Y éste respondió:
–¡Aquí estoy!
5 Fue corriendo adonde estaba Elí, y le dijo:
–Aquí estoy; vengo porque me has llamado.
Elí respondió:
–No te he llamado, vuelve a acostarte.
6 Samuel fue a acostarse, y el Señor lo llamó otra vez. Samuel se levantó, fue a donde estaba Elí, y le dijo:
–Aquí estoy; vengo porque me has llamado.
Elí respondió:
–No te he llamado, hijo; vuelve a acostarte.
7 Samuel no conocía todavía al Señor; aún no se le había revelado la Palabra del Señor.
8 El Señor volvió a llamar por tercera vez. Samuel se levantó y fue a donde estaba Elí, y le dijo:
–Aquí estoy; vengo porque me has llamado.
Elí comprendió entonces que era el Señor quien llamaba al niño, 9 y le dijo:
–Anda, acuéstate. Y si te llama alguien, dices: Habla, Señor, que tu servidor escucha. Samuel fue y se acostó en su sitio. 10 El Señor se presentó y lo llamó como antes:
–¡Samuel, Samuel!
Samuel respondió:
–Habla, que tu servidor escucha. 19 Samuel
crecía, y el Señor estaba con él; ninguna de sus palabras dej
Respondemos con el Salmo 39,2.4, 7-8. 9-10
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Yo esperaba con ansia al Señor; El se inclinó y escuchó mi grito: me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios.
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
Tú
no quieres sacrificios ni ofrendas, y en cambio me abriste el oído; no pides
sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: "Aquí estoy —como está escrito en mi libro— para hacer tu voluntad."
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer
tu voluntad
He proclamado tu salvación ante
la gran asamblea;
no he cerrado los labios, Señor,
tú lo sabes.
Proclamación del evangelio según san Juan
Seguimiento
Juan 1, 35 Al día siguiente estaba Juan con dos de sus discípulos. 36 Viendo pasar a Jesús, dice:
—Ahí está el Cordero de Dios.
37 Los discípulos, al oírlo hablar así siguieron a Jesús. 38 Jesús se volvió y, al ver que le seguían, les dice: — ¿Qué buscan?
Respondieron:
—Rabí –que significa maestro–, ¿dónde vives?
39 Les dice:
—Vengan y vean.
Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Eran las cuatro de la tarde. 40 Uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús era Andrés, hermano de Simón Pedro. 41 Andrés encuentra primero a su hermano Simón y le dice:
—Hemos encontrado al Mesías –que traducido significa Cristo–. 42 Y lo condujo a Jesús.
Jesús lo miró y dijo: —Tú eres Simón, hijo de Juan; te llamarás Cefas –que significa Pedro–.
Jesus regresa donde Juan el Bautista que seguía predicando y bautizando. Juan Bautista, iluminado por el Espíritu, presenta a Jesús al pueblo: He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Jesús es Talya, siervo que viene a cargarse con los pecados de los hombres, es el Mesías de Dios porque sobre Él ha bajado el Espíritu y se queda establemente con Jesus. Él se carga con los pecados, los va a quitar, porque los perdona. Es Cordero de Dios porque viene de Dios y está en íntima comunión con Él. Es el Ungido del Señor, que en la cruz va a salvar a la humanidad que está dominada por el pecado del mundo. Pecado, en singular, porque la humanidad está dominada por el pecado de rechazo a Dios que se manifiesta en los muchos pecados que comete. Jesús va a morir para rescatarnos de estos pecados con su sangre (I Pedro 1,18 No olviden que han sido liberados de la vida inútil que llevaban antes, imitando a sus padres, no con algún rescate material de oro y plata 19 sino con la preciosa sangre de Cristo, cordero sin mancha ni defecto,).
Allí se encontraba Juan con algunos discípulos de Él y al oír este testimonio, lo miran fijamente para comprender la verdad del testimonio de Juan y sienten que son llamados por Jesús para que lo sigan como discípulos de Él. Corren hacia él, tienen prisa. Jesús se da cuenta de esto y les pregunta: ¿Qué buscan? Jesús se pone al frente y quiere ver cuál es el interés de seguirle. También María Magdalena después de la resurrección tiene que escuchar a Jesús que le pregunta. ¿A quién busca? En el primer caso Jesús quiere saber las intenciones de aquellos jóvenes. En esta otra parte Jesús pregunta que piensan de Jesús y si lo buscan por lo que Él es.
También Jesús pasa junto a nosotros. La Iglesia nos lo presenta como el Cordero que será sacrificado por nosotros, es el Mesías. ¿Por qué queremos nosotros ser cristianos? ¿Qué interés tenemos en Jesús? Muchos buscan a Jesús para que les dé trabajo, los cure de alguna enfermedad, les resuelva algún problema. Cuando no buscamos a Jesús desinteresadamente, nuestra entrega a Jesús empieza a romperse.
No podemos estar detrás de Jesús por intereses sino para estar con Él, porque es el tesoro de mi vida. Para mí la vida es Cristo y por Él considero todo como basura, Así nos dice san Pablo en los Filipenses. Por eso Jesús nos dice: Venid y lo veréis. Si buscamos intereses nos quedaremos decepcionados. Si le buscamos a Él, sentiremos la fuerza de su amor, que Él es la verdad y la vida. Sentiremos con Él la plenitud de su vida. Andrés y el otro discípulo sintieron a Jesús como el Mesías y ¿Qué hacen?
Jesús nos hace un llamamiento. Vengan y verán donde vivimos. Jesús nos llama para que demos nuestra respuesta y seamos de él para siempre. Nos quedemos con Él como hicieron aquellos discípulos. Quien ha descubierto quien es Jesús, ya no lo deja. Es el amor de su vida. Escucha su voz y ve lo que Jesús quiere de nosotros. Quien ha encontrado a Jesús, lo anuncia a otros como Andrés que lo comunicó a su hermano Simón que después recibiría el nombre de Pedro
Lectura de la carta de san Pablo a los Corintios
San Pablo ha predicado en la ciudad de Corinto que estaba muy dañada por los vicios de la sexualidad y allí Pablo les amonesta para que vivan dignamente.
12—Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. 14 Y Dios, que resucitó al Señor, los resucitará también a ustedes con su poder. 15 ¿No saben que sus cuerpos son
miembros de Cristo? Y, ¿voy a tomar los miembros de Cristo para hacerlos miembros de una prostituta? ¡De ningún modo!
16 O ¿no saben que quien se une a una prostituta se hace un cuerpo con ella? Porque dice la Escritura que formarán los dos una sola carne. 17 Pero el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con él. 18 Apártense de la fornicación. Cualquier pecado que el hombre comete queda fuera del cuerpo, pero el que fornica peca contra su cuerpo.
19 ¿No saben que su cuerpo es santuario del Espíritu Santo, que han recibido de Dios y habita en ustedes? De modo que no se pertenecen a sí mismos, 20 sino que han sido comprados a un gran precio, por tanto glorifiquen a Dios con sus cuerpos.
Hay unos principios. El cuerpo es para el Señor y no para el vicio. El Cuerpo es templo del Espíritu Santo. El Cuerpo está destinado a resucitar de entre los muertos como Cristo que resucitó para darnos la resurrección. Sólo así seremos plenamente del Señor. Quien se deja llevar por la fornicación, y los todos los vicios referentes al sexo, se hace una cosa con esta situación y reniega de Dios, destruye su cuerpo. Vivimos nosotros en una sociedad en que el sexo es una moda. Fornicación, adulterio, homosexualidad y tantos otros vicios, alejan de Dios y de los hombres. Cada uno debe examinar su conciencia y empiece a ver que cada vez que nosotros andamos por el mal camino, destruimos la familia, la sociedad, las personas. Dios se avergüenza de nosotros.
Oraciones de los fieles
- Por los líderes de las Iglesias: para que den testimonio por medio de su propia vida de que Cristo está vivo. Roguemos al Señor.
- Por los pueblos ricos: para que compartan y sean solidarios con los que tienen menos. Roguemos al Señor.
- Por nuestra juventud: para que sepan responder con generosidad a la llamada de Cristo y lo sigan. Roguemos al Señor.
- Por nosotros reunidos en el Señor: para que sepamos escucharlo, especialmente cuando nos habla por medio de nuestros semejantes. Roguemos al Señor.
Exhortación final
Te damos gracias, Dios Padre, porque, como a los apóstoles, Cristo no ha llamado por nuestro nombre a su fiel seguimiento.
Por el bautismo tú nos has hecho miembros del cuerpo de Cristo Y templo vivo del Espíritu Santo para alabanza de tu gloria. Es vocación hermosa nuestra vocación cristiana. ¡Gracias, Señor! Pero es también vocación totalizante: en cuerpo y alma.
Guíanos, Señor, mediante el Espíritu de tu verdad, Para que entendamos qué es ser discípulo auténtico de Jesús.
Y haznos fuertes para testimoniar los valores del espíritu En el mundo que nos rodea, ahíto de cuerpo y ayuno de alma.
Así demostraremos que te pertenecemos para siempre.
Amén
P. Vicente Pérez.
Comentarios
Publicar un comentario