EPIFANÍA



Reflexión.

 

 Estamos terminando el tiempo de Navidad y lo hacemos con esta fiesta llamada de Epifanía, vulgarmente los reyes magos. Esta fiesta significa la manifestación de Jesús como salvador de todos los hombres. Los magos son unos personajes que representan a todos los hombres que son llamados a encontrar a Jesús en la fe. Es nuestra fe, nuestra llamada a la fe.

Escuchemos los textos que la Iglesia nos presenta para este día: 

 

Lectura del profeta Isaías 60, 1-6

 

1 ¡Levántate, brilla, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti! 2 Mira: las tinieblas cubren la tierra, la oscuridad los pueblos; pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti; 3 y acudirán los pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora.

4 Echa una mirada a tu alrededor y observa: todos ésos se han reunido, vienen a ti; tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. 5 Entonces lo verás, radiante de alegría; tu corazón se asombrará, se ensanchará, cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los pueblos. 6 Te inundará una multitud de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá. Vienen todos de Sabá, trayendo incienso y oro, y proclamando las alabanzas del Señor.

 

Salmo responsorial: Salmo 71

 

Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.

1 Oh Dios, confía tu juicio al rey, y tu rectitud al hijo del rey. 2 Para que gobierne a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud.

Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.

7 Que en sus días cunda la prosperidad, y haya prosperidad hasta que falte la luna. 8 Que domine de mar a mar, del Río al confín de la tierra.

Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.

10 Que los reyes de Tarsis y las islas le paguen tributo; que los reyes de Sabá y Arabia le paguen impuestos. 11 Que se postren ante él todos los reyes y que todos los pueblos le sirvan.

Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.

12 Si él libra al pobre suplicante, al humilde y al desvalido; 13 si se apiada del pobre y del débil, y salve la vida de los pobres.

 

Carta de san Pablo a los Efesios 3, 2-3, 5-6

 

2 Supongo que están informados de la gracia de Dios que me ha sido dispensada para provecho de ustedes.

3 Fue por medio de una revelación como se me dio a conocer el misterio. 5 este misterio no se dio a conocer a los hombres en las generaciones pasadas; sin embargo ahora se ha revelado a sus santos apóstoles y profetas inspirados. 6 Y consiste en esto: que por medio de la Buena Noticia los paganos comparten la herencia y las promesas de Cristo Jesús, y son miembros del mismo cuerpo,

 

Proclamación  del Evangelio de san Mateo 2, 1-12.

 

1 Jesús nació en Belén de Judea, en tiempos del rey Herodes. Por entonces sucedió que unos magos de oriente se presentaron en Jerusalén 2 preguntando:

 —¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Vimos su estrella en el oriente y venimos a adorarle.

3 Al oírlo, el rey Herodes comenzó a temblar, y lo mismo que él toda Jerusalén. 4 Entonces, reuniendo a todos los sumos sacerdotes y letrados del pueblo, les preguntó en qué lugar debía nacer el Mesías. 5 Le contestaron:

—En Belén de Judea, como está escrito por el profeta: 6 Tú, Belén, en territorio de Judá, no eres ni mucho menos la última de las poblaciones de Judá, pues de ti saldrá un líder, el pastor de mi pueblo Israel.

7 Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, les preguntó el tiempo exacto en que había aparecido la estrella; 8 después los envió a Belén con este encargo: —Averigüen con precisión lo referente al niño y cuando lo encuentren avísenme, para que yo también vaya a adorarle.

9 Y habiendo escuchado el encargo del rey, se fueron. De pronto, la estrella que habían visto en oriente avanzó delante de ellos hasta detenerse sobre el lugar donde estaba el niño.

10 Al ver la estrella se llenaron de una inmensa alegría. 11 Entraron en la casa, vieron al niño con su madre, María, y postrándose le adoraron; abrieron sus tesoros y le ofrecieron como regalos: oro, incienso y mirra.

12 Después, advertidos por un sueño de que no volvieran a casa de Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.

 


No podemos quedarnos en cosas externas como cabalgatas con sus reyes magos sino ir profundizando en que el Señor ha nacido para nosotros. Debemos buscarlo aunque para ello tengamos que imponernos una serie de negaciones pero las superamos. No son reyes magos sino unas personas, quizás astrólogos que sienten una llamada a la fe. Ya en el antiguo testamento había sido anunciado por Balan que una estrella surgiría en Jacob, es decir, el pueblo de Israel. Es la estrella que anuncia al Mesías y que nos llama a todos nosotros a buscarlo. Jesús nace en Belén y al mismo tiempo es anunciado por los ángeles a los pastores y estos van a buscarlo en aquella cueva, lo descubren, le ofrecen sus regalos y regresan llenos de alegría porque a ellos, pobres pastores, les ha llegado el Salvador, el Mesías, el Señor. Los pastores eran representantes del pueblo judío.

Lejos de Belén, en el Oriente, donde nace el Sol, unos hombres ven una Estrella, sienten que es el signo que Dios les manda para anunciarles que ha nacido el salvador de todos los hombres. Sienten en su corazón esta llamada y se ponen en camino sin saber a dónde iban ni por dónde iban. Es la misma llamada que había tenido Abraham, también en el Oriente y Abraham se pone en camino sin saber a dónde ni por dónde, en medio de peligros. También hoy el Señor nos llama en el fondo de nuestro corazón a buscar a Jesús, a reconstruir nuestra fe en Él. No podemos estar tranquilos con nuestras costumbres, aunque sean religiosas. Nos llama a descubrirle a él y estar seguros de Jesús. Nadie puede decir Jesús es mi Señor sino es por la acción del Espíritu Santo, así nos dice San Pablo. Es necesario que dejemos nuestros intereses, nuestras comodidades y nos pongamos a buscarlo, sabiendo que Dios se hará presente en nuestras vidas y podremos decir que encontré al Salvador de mi vida, Hoy es necesario que nosotros nos pongamos en una actitud de espera y así encontraremos a Jesús.

Los Magos se ponen en camino en medio de muchos peligros pero dejándose guiar por esta estrella. Sin embargo al llegar a Jerusalén Dios los pone a prueba, se oculta la estrella. ¿Nos habremos engañado? Preguntan a quiénes son los destinatarios de la fe de Israel. Van donde el rey Herodes y se sobresalta. ¿Cómo, otro rey? No sabían que el Rey nacido no es de las categorías de este mundo. Es el rey que viene a instaurar el amor, la fe en Dios. Herodes pregunta a los sabios de Israel que le dicen que nacerá en Belén como estaba profetizado.

Los magos cuando oyen esto se ponen en camino y enseguida aparece la estrella. No tengas miedo que Dios permita en tu vida alguna duda de fe. Se fiel a Dios, no dudes de Él. Cuando menos lo pienses Dios se hará nuevamente presente en tu vida. Descubrirás a Jesús y sentirás el gozo de encontrarlo en los brazos de María como lo hicieron los magos. Reconocerás que Jesús es tu Salvador, le ofrecerás los dones de oro, incienso y mirra. Jesús será tú Señor.

¡Qué alegría si no dudamos de Jesús y lo buscamos! La alegría de encontrarlo colmará nuestro sufrimiento. También la Virgen y san José perdieron al Niño en el templo sin saberlo y, llenos de dolor, regresan a buscarlo con fe. Lo encuentren en el Templo ocupado en las cosas de su Padre y empiezan a darse cuenta que Jesús está por encima de nuestras ideas y proyectos. Se abrazan a Él y descubren el tesoro de su vida. Busca a Jesús cuando no lo sientas sentimentalmente. Lo encontrarás en la oración, en la escucha atenta de la Palabra, en el perdón al hermano, al que te ha injuriado, en la fidelidad a tu hogar. No dejes a Jesús. Hoy está aquí con nosotros en esta Eucaristía. ¡Invócale! ¿Qué quieres ofrecer a Jesús? Ofrécele tu amor sin reservas, tu incienso, es decir tu alabanza, tu oración. Ofrécele tu mirra, tu cruz, la negación de ti mismo. Podrás empezar tu vida por otro camino. Alabemos al Señor.

 

Para la oración de los fieles.

 

  • Para que estemos siempre dispuestos a dar razón de nuestra fe y de nuestra esperanza a quien nos lo pida. Roguemos al Señor.
  • Para que cada religión esté dispuesta a escuchar a las demás y a acoger con apertura de corazón lo que el Espíritu nos manifiesta en las religiones de todos los pueblos. Roguemos…
  • Para que todos los catequistas sepan unir el testimonio de su propia vida a una buena preparación para ejercer su ministerio. Roguemos…
  • Para que cuantos viven sumidos en la duda, el temor o la intranquilidad se encuentren con Dios vivo y alcancen la luz y la paz que buscan y necesitan. Roguemos…
  • Por cuantos buscan un mundo más justo y en paz, para que encuentren la recompensa a sus trabajos y desvelos. Roguemos…
  • Para que vivamos de tal modo la fraternidad con quienes nos rodean que seamos para todos un verdadero testimonio de fe y de amor. Roguemos…

 

Oración comunitaria.

 

Dios, Padre nuestro: el relato evangélico nos narra que en un día como éste Jesús fue reconocido por unos magos venidos de Oriente en su búsqueda; haz que quienes te buscan, encuentren y sigan las estrellas que Tú pones en su camino, y quienes ya te hemos encontrado podamos contemplar un día, cara a cara, la gloria de tu rostro. Por Jesucristo.

 

P. Vicente Pérez.

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