La anunciación
Reflexión. Cuarto domingo de adviento.
En este tiempo de adviento nos acompañan algunos personajes como Isaías y otros profetas. Ya en el nuevo testamento viene a nosotros Juan bautista que hemos visto estos dos domingos. Hoy vemos con nosotros María Santísima que recibe al Salvador de los hombres y le asegura que será descendiente de David al mismo tiempo que es Hijo del eterno Padre.Monición primera lectura
La promesa dinástica a David fundamenta el mesianismo real. No es el
rey el llamado a hacer una casa para Dios. Es Dios quien hace una casa para el
rey y para su pueblo: elige a sus descendientes y los declara hijos (Sal
89,21-38; 132,11-18). Cada rey que nace despierta la esperanza en el que ha de
instaurar el reino justo de Dios (Sal 72). Es un símbolo mesiánico y una toma
de conciencia del pueblo de Dios que se hace en la esperanza.
Lectura del segundo libro de Samuel 7-1-5. 8b-11. 16.
Cuando el rey David se estableció en su palacio y el Señor le dio la paz con todos los enemigos que le rodeaban, el rey dijo al Profeta Natán:
—Mira: yo estoy viviendo en casa de cedro, mientras el arca del Señor vive en una tienda.
Natán respondió al rey: —Ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo.
Pero aquella noche recibió Natán la siguiente palabra del Señor: —Ve y dile a mi siervo David: « ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella? Yo te saqué de los apriscos, de andar tras las ovejas, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. Yo estaré contigo en todas tus empresas, acabaré con tus enemigos, te haré famoso como a los más famosos de la tierra. Daré un puesto a Israel, mi pueblo: lo plantaré para que viva en él sin sobresaltos, y en adelante no permitiré que animales lo aflijan como antes, desde el día que nombré jueces para gobernar a mi pueblo Israel.
Te pondré en paz con todos tus enemigos, te haré grande y te daré una dinastía. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia y tu trono durará por siempre.»
SALMO RESPONSORIAL Sal 88, 2-3. 4-5. 27 y 29
R/. Cantaré eternamente las misericordias del Señor.
Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
R/. Cantaré eternamente las misericordias del Señor.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno, más que el cielo has afianzado tu fidelidad.»
R/. Cantaré eternamente las misericordias del Señor.
Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David, mi siervo: «Te fundaré un linaje perpetuo, edificare tu trono para todas las edades.»
R/. Cantaré eternamente las misericordias del Señor.
El me invocará: «Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora.» Le mantendré eternamente mi favor, y mi alianza con él será estable.
R/. Cantaré eternamente las misericordias del Señor.
Monición segunda lectura
El Evangelio es una Buena Noticia
para la humanidad; pero los hombres no habrían podido jamás imaginar su
contenido si no hubiera habido una expresa revelación de parte de Dios.
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 16,25-27.
Hermanos:
Al que puede fortalecernos según el evangelio que yo proclamo, predicando a Cristo Jesús —revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos y manifestado ahora en la Sagrada Escritura, dado a conocer por decreto del Dios eterno, para traer a todas las naciones a la obediencia de la fe—, al Dios, único Sabio, por Jesucristo, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Monición al evangelio
Dios es tremendamente libre en la elección de aquellas personas que El destina para ejercer una misión salvadora. Por eso es inútil pretender vincular esta misión salvadora a privilegios. La economía de la salvación no está sujeta a ninguna ley humana.
Jesús, Mesías y Salvador, nos muestra cada día que para Dios no hay nada imposible. Aun de la vida más estéril puede sacar frutos maravillosos de conversión, de renovación y de esperanza.
Como el seno de la Virgen, el seno de la comunidad reunida lo recibe, lo guarda y lo hace presente en medio de nuestra historia.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 1,26-38.
A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando a su presencia, dijo:
—Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres.
Ella se turbó ante estas palabras, y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo:
—No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.
Y María dijo al ángel:
— ¿Cómo será eso, pues no conozco varón?
El ángel le contestó:
—El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.
María contestó:
—Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra. ¡Palabra del Señor!
Pasaron muchos años y en un pueblo pequeño de la Galilea, Nazaret, vive una muchacha, de la descendencia de David pero no tenía Ella conciencia de esto. Era buena, llena del Espíritu de Dios, esperaba al Mesías pero no pensaba que Ella sería la escogida del Señor para ser su Madre. Dios le había librado de toda clase de pecado para prepararla a ser la Madre del Mesías y hacer posible la Encarnación del Hijo de Dios. Es la Llenada de Gracia, la nueva Eva, la Inmaculada.
Un buen día María, así se llamaba la joven, estaba en su casa en un ambiente de oración y suplicando al Señor que mande al Salvador cuando tiene la visita de un Ángel, Gabriel, que la saluda como la llena de Gracia, Aquella con quien el Señor vive en Alianza con Dios. El Ángel le da la Buena noticia que tendrá su hijo, ella que era Virgen, entregada a Dios y viviendo al servicio de Dios. Tendría un hijo que al mismo tiempo será Hijo del Altísimo, sería Dios y seria hombre en plenitud. Ella se conmueva ante estas palabras porque sobrepasan su capacidad: Madre y Virgen, ¿Cómo? El Ángel se lo comunica: por obra del Espíritu Santo. El Hijo de María será Dios, verdaderamente Dios y verdaderamente Hombre. Se sentará en el trono de David, su Padre. Será el Mesías mandado por Dios para salvar a los hombres.
María cree este anuncio y se pone en total disposición ante Dios. Aquí está la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra. ¡Breve respuesta pero llena de contenido! Madre y Virgen, en disponibilidad a Dios. En aquel instante se obra el mayor milagro de la Historia: Dios se hace hombre sin dejar de ser Dios. Dios que tomará sobre los hombres de esta criatura los pecados de los hombres y por eso es Hombre pero al mismo tiempo como Dios los perdonará y hará que el hombre pueda empezar a ser una nueva criatura donde pasó lo viejo del pecado y se hizo presente lo nuevo que es la nueva criatura. Por eso en este misterio podemos nosotros sentirnos implicados. Somos pecadores pero tenemos la posibilidad de cambiar totalmente de vida y ser Hijos de Dios pues a los que creen Dios les da la posibilidad de ser Hijos de Dios. Si creemos en Dios y no entregamos a Dios, encontramos la salvación.
Para nosotros, dice san Pablo en la carta que hemos proclamado, este misterio de nuestra salvación que había estado oculto por generaciones, ahora se ha manifestado para indicarnos que estamos llamados a obedecer a Dios, a ponernos en las manos de Dios. La fe es precisamente esto: ponerse en las manos de Dios como la Virgen. ¡Dichosa tu que has creído! Porque lo que dijo el Señor, se ha cumplido. Hoy nosotros debemos mirar a este Niño que nació de María Virgen y saber que en nosotros llega la salvación y nos ponemos en sus manos para hacer lo que Dios nos mande. Sin esta fe es imposible agradar a Dios y obtener la salvación.
Para la oración de los fieles
- Por todos los hombres y mujeres del mundo, especialmente por los más necesitados, para que acojan con amor y alegría al Dios que a todos sale al encuentro, a cada uno por sus propios caminos religiosos, roguemos al Señor.
- Para que el nacimiento de Jesús nos dé la confianza y el optimismo de saber que Dios no abandona a la Humanidad, y que a toda ella la guía y conduce…
- Para que el ambiente social navideño vaya acompañado en nuestras vidas por una vivencia intensa del misterio de la navidad, con oración y contemplación llena de paz y de agradecimiento...
- Por todos los que están lejos de sus hogares, o no tienen familia, o están en soledad obligada o voluntaria; para que experimenten gozosamente la comunión y el amor por encima del cerco soledad que les rodea...
- Para que el ambiente de la navidad propicie en nuestros hogares el necesario clima de amor y ternura que durante la vida diaria nos es más difícil...
Oración comunitaria
Oh Dios, que en otros tiempos, y de muchas formas, hablaste por tus profetas en todos los pueblos y naciones, y que para nosotros, en nuestro hermano Jesús de Nazaret, hiciste brillar tu amor de un modo inefable; haz que a la luz de tu Palabra, diseminada por todo el mundo, todas las religiones acojan el don de tu Palabra y la pongan en práctica en la fraternidad-sororidad universal que a todos nos has prometido. Tú que vives y haces vivir, amas y haces amar, por los siglos de los siglos. Amén.
P. Vicente Pérez.
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