DAR RAZÓN DE NUESTRA VIDA

 

 
Reflexión. Trigésimo tercer domingo del Tiempo Ordinario.

Monición primera lectura

Los sabios diseñaron la imagen de la que a su modo de ver es la perfecta esposa. Construye la casa con laboriosidad y su habilidad, con su buen nombre y con su compasión hacia los necesitados. La fundamenta en justicia, la consolida en el temor de Dios. La casa que tiene esa mujer alberga un tesoro. El amor de Dios y del prójimo tienen morada en ella.

Lectura del libro de los Proverbios 31,10-13. 19-20. 39-31.

Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? vale mucho más que las perlas. Su marido se fía de ella y no le faltan riquezas. Le trae ganancias y no pérdidas todos los días de su vida. Adquiere lana y lino,  los trabaja con la destreza de sus manos. Extiende la mano hacia el huso y sostiene con la palma la rueca. Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre. Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura;  la que teme al Señor merece alabanza. Cantadle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza.

En esta lectura se nos presenta el ideal de la mujer. A veces se piensa en las vanidades de esta, en el ideal del dinero. La Escritura nos presenta a la mujer porque sobresale en el amor, en la donación de sí misma a los demás, empezando por los de su propia casa. Es grande la mujer que se desvive de sí misma y atiende a su esposo, olvidándose de sí misma. Es grande la mujer que se preocupa de sus hijos, les da cariño, educación, entrega. Dichosa la mujer que se preocupa de los pobres y los socorre en la medida de sus posibilidades. Por eso se nos dice que es engañosa la gracia, la vanidad y es grande la que teme al Señor y por Él se da a los demás.

En el salmo se nos dice que es grande quien tiene amor y respeto a Dios. La muer se parece a la parra de uvas que crecer dando fruto para todos. 

 

SALMO RESPONSORIAL.-Sal 127,1-2. 3. 4-5

R/.Dichoso el que teme al Señor.

¡Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien.

R/.Dichoso el que teme al Señor.

Tu mujer como parra fecunda, en medio de tu casa;
tus hijos como renuevos de olivo alrededor de tu mesa.

R/.Dichoso el que teme al Señor.

Esta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén,
todos los días de tu vida.

R/.Dichoso el que teme al Señor.

Monición segunda lectura

Hay una falsa mística cristiana, que se funda en la paz y en la seguridad de este mundo. La verdadera mística es la de la sorpresa: nuestro Dios es un Dios que aparece como ladrón de nuestras seguridades burguesas y, por lo tanto, exige de nosotros una actitud de apertura a todo lo nuevo y sorprendente. Sabemos que hemos de dar cuenta a Dios cuando menos lo pensemos. Por eso debemos vivir en la disponibilidad, sabiendo que no nos escaparemos de Dios.

 

Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Tesalonicenses 5,1-6.

Hermanos: En lo referente al tiempo y a las circunstancias no necesitáis que os escriba. Sabéis perfectamente que el Día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: «paz y seguridad», entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar.

Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas para que ese día no os sorprenda como un ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas.

Así, pues, no durmamos como los demás, sino estemos vigilantes y vivamos sobriamente.

Todos tratamos de programar nuestra vida a nuestra manera y no pensamos qué es lo que Dios nos ha destinado. Por eso creemos que debemos vivir gozando la vida aun a costa de los demás. Nos rebelamos contra Dios si nos presenta una enfermedad que puede llevarnos a la muerte y no nos damos cuenta que lo único que cuenta en nuestra vida es que nos morimos pero no sabemos cuándo llegará esto. La muerte es lo único cierto y es una gracia porque nos obliga a pensar en esto. En la muerte se nos abre la eternidad para bien con Dios o para mal si hemos rechazado a Dios. La culpa de lo que pase es de nosotros. Dios nos ha creado para la felicidad pero la rechazamos. Por eso en esta lectura se nos dice que no durmamos, estemos vigilantes, vivamos sobriamente. Cada uno de nosotros debe preguntare todos los días. ¿Viviré hoy al final de la jornada? Nos parece que esto o tiene sentido y si embargo es lo más importante para todos.

 

Monición evangelio

Dios nos ha confiado sus dones para que los hagamos fructificar pero hay personas que los guardan y no los hacen fructificar para Dios y las demás personas. Hay un concepto de la tradición, que aquí condena Jesús, a saber: transmitir mecánicamente lo que se ha recibido sin vitalizarlo con la aportación personal y comunitaria. La tradición es algo vivo y operante, que va engendrando de su seno «nuevas creaturas» (Cf. 2 Cor 5,17; Ap 21,5).

Únicamente bajo el ángulo de la esperanza puede entenderse la fe en Jesús. El fundamento será siempre la resurrección del Señor. Entre tanto los hombres, los cristianos, debemos «negociar», rehacer el mundo a la espera del Día del Señor, que la eucaristía cristiana celebra cada domingo.

Se nos invita a estar vigilantes esperando la llegada del Señor.


Proclamación del evangelio de san Mateo 25,14-30

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

-Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata; a otro, dos; a otro, uno; a cada cual según su capacidad. Luego se marchó.

 [El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.]

Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: -Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco. Su señor le dijo: -Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.

Se acercó luego el que había recibido dos talentos, y dijo: -Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos. Su señor le dijo: -Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante: pasa al banquete de tu señor.

Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: -Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo. El señor le respondió: -Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco para que al volver yo pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que no tiene se le quitará, hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes.


Se nos presenta a un señor que nos deja unos dones para negociarlos con ellos. Unos lo hacen y otros no lo hacen. Cada uno recibirá el premio o castigo.

Estamos terminando el año litúrgico y la Iglesia nos presenta esta parábola para inculcarnos la necesidad de la vigilancia para esperar a nuestro Señor.

Un hombre en general, rico que tiene una fortuna se va a marchar de su finca y deja 30.000 talentos (El talento era el jornal de un día: Era una cantidad muy grande). A otro le deja 12.000 talentos y a otro 6.000. Los dos primeros se ponen enseguida a trabajar, a negociar mientras que el tercero pensando que su amo era exigente, lo pone debajo de la tierra porque tenían miedo de perderlo. Pasa un tiempo grande y viene su amo que les pide cuentas.  A los dos primeros que han trabajado y han hecho producir el doble, los alaba, ofreciéndoles un cargo importante. Mientras que el tercero le devuelva lo suyo. El amo le regaña y le quita los dones que le había dado.

¿Qué nos quiere decir Jesús con esto? Dios es el Señor que ha repartido sus dones a nosotros. ¿Cuáles son estos dones? El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu santo (Romanos 5, 5) El amor de Dios ha sido derramado en nuestro corazón por el don del Espíritu Santo. Gálatas, 5, 22 el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, 23 modestia, dominio propio.)

Hemos recibido el bautismo por el que hemos sido llenados del Espíritu Santo que nos ha hecho hijos de Dios. Hemos recibido la Eucaristía para estar con Jesús y sentir y vivir su presencia en nosotros. Hemos recibido en la Confirmación al Espíritu Santo. Hemos recibido la penitencia para recibir el perdón de los pecados. Hemos recibido algunas personas el don del matrimonio para poder amarse en la familia como Cristo ama a la Iglesia. Hemos recibido la Palabra de Dios que nos ilumina y nos transforma. Hemos sido incorporados a la Iglesia de Dios y somos sus miembros.

¿Cómo estamos utilizando estos dones? ¿Nos dejamos guiar por el Espíritu Santo y hacemos lo que nos diga, hablamos lo que el Espíritu santo nos sugiere, vivimos como hijos de Dios y hacemos lo que el Señor quiere de nosotros? ¿Sentimos la necesidad de participar cada domingo en la Eucaristía para escuchar su Palabra, recibir el Cuerpo de Jesús, estar con Jesús y dejarnos transformar por Él? ¿Sentimos la necesidad de purificarnos de nuestros pecados por medio de la penitencia? Tenemos ciertos dones de Dios. ¿Anunciamos el evangelio a las personas con las que vivimos, corregimos con amor  a los que se equivocan? Tenemos ciertas cualidades humanas. ¿Las utilizamos para servir a los demás? ¿Somos capaces de socorrer a los pobres, a los enfermos, a los ancianos?

Se acerca cada día el tiempo de dar cuentas de nuestra vida. ¿Estamos preparados para el encuentro con Dios? Dichosos nosotros si en aquel momento podemos decir al Señor: Cinco talentos me diste, aquí están otros cinco: Dos talentos me diste, aquí están otros dos: ¡Qué alegría oír de Jesús! Mateo 25,21 Muy bien, sirviente honrado y cumplidor; has sido fiel en lo poco, te pongo al frente de lo importante. Entra en la  fiesta de tu señor. Muy bien, sirviente honrado y cumplidor; has sido fiel en lo poco,    te pondré al frente de lo importante. Entra   en la fiesta de tu señor.   En cambio quien no haya trabajado sus dones oirá del Señor: 28 Quítenle la bolsa de oro y dénsela al que tiene diez. 29 Porque al que tiene se le dará y le sobrará, y al que no tiene se le quitará aun lo que tiene. 30 Al sirviente inútil expúlsenlo a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el crujir de dientes.

No sabemos cuándo viene el Señor. Todos los días estemos trabajando para ser fieles al Señor y esperemos. No dejemos para mañana, para otro día pues nos puede coger de improviso la llegada del Señor en la hora de la muerte. No vivimos en tinieblas sino estemos vigilantes y vivamos sobriamente, nos dice San Pablo en la lectura que hemos escuchado.

Para la oración de los fieles:

- Para que la Iglesia sea siempre el siervo fiel y cumplidor del mandato del amor a todas las personas. Roguemos al Señor.

- Para que sepamos valorar y agradecer los servicios que otros nos prestan a nosotros. Roguemos...

- Para que las personas que viven encerradas en sí mismas descubran la alegría y la grandeza del compartir. Roguemos...

- Para que sepamos vivir con temor de Dios, es decir: contando con Él y con su Reino en nuestra vida. Roguemos...

- Para que no vivamos anclados en conservadurismos estériles y nos lancemos a nuevas formas de vivir nuestra fe, más actuales y evangélicas. Roguemos...

- Para que el prójimo, y especialmente el más necesitado, tenga siempre un lugar preferente en nuestros planes y en nuestra vida. Roguemos...

Oración comunitaria:

Señor, haznos artesanos del Reino que tú quieres que construyamos entre todos, con nuestro trabajo y con los talentos que tú nos has dado; y que así estemos siempre alegres en tu servicio, porque en servirte a Ti y a los hermanos consiste el gozo pleno y verdadero. Por Jesucristo.

 

P. Vicente Pérez.

Comentarios

Entradas populares