EL CIEGO DE NACIMIENTO


Reflexión. Cuarto domingo de Cuaresma. 

Jesús se encontraba en Jerusalén, en el Templo. Eran los días previos a su pasión y en esto ve un ciego de nacimiento que estaba pidiendo limosna. 

Lectura del Evangelio de san Juan 9, 1-41.

1 Al pasar vio un hombre ciego de nacimiento. 2 Los discípulos le preguntaron:
—Maestro, ¿quién pecó para que naciera ciego? ¿Él o sus padres?
3 Jesús contestó:
—Ni él pecó ni sus padres; ha sucedido así para que se muestre en él la obra de Dios. 4 Mientras es de día, tienen que trabajar en las obras del que me envió. Llegará la noche, cuando nadie puede trabajar. 5 Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo. 
 
Jesús está en el templo de Jerusalén y allí un ciego de nacimiento está sentado pidiendo limosna. Algunos piensan que esa enfermedad es fruto del pecado sea de sus padres como de él que ya era una persona adulta. Jesús lo niega. Ha nacido ciego para que se manifieste la grandeza de Dios. No tiene culpa ni sus padres ni él. También nosotros sufrimos y no es por causa del pecado de otras personas. El profeta Ezequiel nos dice que cada uno paga por su pecado pero nosotros podemos decir que el Señor nos pone en situación de sufrimiento para que completemos en nuestro cuerpo lo que falta a la pasión de Jesús.
 
6 Dicho esto, escupió en el suelo, hizo barro con la saliva, se lo puso en los ojos 7 y le dijo:
—Ve a lavarte a la piscina de Siloé –que  significa enviado–. Fue, se lavó y al regresar ya veía. 8 Los vecinos comentaban:
— ¿No es éste el que se sentaba a pedir  limosna?
9 Unos decían:
—Es él.
Otros decían:
—No es, sino que se le parece.
Él respondía:
—Soy yo. 
 
Al lavarse siente que comienza a ver no solo con los ojos de la cara sino con el espíritu y dio gloria a Dios. La gente creía que era el mismo, otros que se le parecía pero el ciego anuncia que es el mismo pero al mismo tiempo ha sido transformado en otra persona nueva. En nuestro bautismo recibimos la nueva naturaleza del cristiano y aprendemos a ser y vivir como hijos de Dios.
 
En el bautismo hemos sido untados con el crisma para que recibamos con el barro y la saliva al Espíritu Santo y sentiremos que se caen de nuestros ojos las escamas del pecado y podemos empezar a ver el amor de Dios en nuestra vida.
 
17 Preguntaron de nuevo al ciego:
—Y tú, ¿qué dices del que te abrió los ojos?
Contestó:
—Que es profeta. 
 
A los judíos no les cabe esto en la cabeza y preguntan a los padres del ciego pero ellos se echan a un lado porque no quieren dar la cara por Jesús. También nosotros a veces nos echamos a un lado para no dar la cara por Jesús y cristiano es el testigo de Jesús hasta la muerte.

Al ciego lo excluyen de la sinagoga y lo excomulgan. Ya no es de ellos pero es en este momento que parece de nuevo Jesús ante el ciego y Jesús le pregunta si cree en el Hijo del Hombre y aquel ciego al oír de Jesús que lo está viendo no solo con los ojos de la cara sino con la fe, hace su profesión de fe: Creo, Señor y se postra para adorarlo.
 
35 Oyó Jesús que lo habían expulsado y, cuando lo encontró, le dijo:
— ¿Crees en el Hijo del Hombre?
36 Contestó:
— ¿Quién es, Señor, para que crea en él?
37 Jesús le dijo:
—Lo has visto: es el que está hablando contigo... 
 
El ciego da testimonio de Jesús diciendo que ese hombre llamado Jesús era simplemente un hombre que le manda a lavarse en la piscina. Pero los fariseos no quieren creer porque les parece que Jesús no viene de Dios al trabajar en el día sábado pero el ciego ha dado un paso más y Jesús es el profeta, enviado por Dios para salvarnos. Pero al final del episodio se vuelve a encontrar con Jesús y allí confiesa que es el Hijo del Hombre, es Dios y se postra ante Él.

Jesús también nos quiere llevar a reconocerle como nuestro Salvador y ser fieles a Él. En este tiempo de cuaresma en que nos preparamos a celebrar la pascua estamos llamado a reconocer a Jesús, creer en Él, postrarse ante Él y bendecirle por el don de la fe. He conocido el amor de  mi vida, me agarro a Él y no lo suelto.
 
REFLEXIÓN
 
En este momento de la historia Dios nos da una breve Palabra para que reflexionemos. Entra dentro de ti, examina tu vida. Escóndete porque el Señor nos manda estos acontecimientos para convertirnos al Señor. Él nos espera para darnos la salvación total. 
 
Isaías 26, 20-21
 
20 Anda, Pueblo mío,
entra en tus aposentos
y cierra la puerta por dentro;
escóndete un breve instante
mientras pasa la cólera.
21 Porque el Señor va a salir de su morada
para castigar la culpa de los habitantes de la tierra:
la tierra descubrirá la sangre derramada
y ya no ocultará a los asesinados en ella.

P. Vicente Pérez.

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