LA ANUNCIACIÓN A JOSÉ


Reflexión. Cuarto Domingo de Adviento. 
 
Dios ha ido haciendo una historia de salvación con su pueblo, comenzando desde Abraham, pasando por David y llegando a José. Muchos son los acontecimientos que se han dado en estos siglos.
 
En la primera lectura de Isaías 7, 10-14 se nos presenta la figura del rey Acaz que es amenazado de guerra por una coalición y tiene miedo. Necesita apoyarse en Dios y así el profeta Isaías se acerca al rey para decir que necesita apoyarse en Dios, creer en Él. Dios les va a dar una señal. ¿Cuál es esa Señal? Una Virgen está en cinta y dará a luz un hijo a quien pondrá el nombre de Enmanuel, Dios con nosotros. 
 
La Señal es una Virgen que al mismo tiempo es Madre. Dos cosas que humanamente no pueden darse pero para Dios nada hay imposible. Dios se acerca al hombre y está con él.
 
Este texto nos lleva a tener esperanza pues Dios nos acompaña y nunca debemos dudar de Él. Solo si dejamos de dudar de Dios y nos fiamos de Él, subsistiremos y podremos vencer.
 
Hemos llegado a la plenitud de los tiempos y Dios ha escogido a las personas que le acompañarán. Hoy en el evangelio de Mateo, 1, 18-24 se nos presenta la figura de José y junto a Él María que nos traerán al Enmanuel.
 
Según la costumbre de la época dos jóvenes se prometían en matrimonio para compartir su vida para siempre. En este caso José y María. Cada uno de ellos tenía en su corazón la luz de Dios pero no sabían cómo la llevarían a cabo. Se lo dejan a Dios y Dios se manifestará a su debido tiempo. Así estos jóvenes se presentan al Jefe de la sinagoga que los dio la bendición pero cada uno seguirá viviendo en su casa.
 
De repente María recibe la visita del ángel Gabriel que viene de parte de Dios para saludarla como la llenada de Gracia, la elegida por Dios para ser la madre del hijo de Dios. María le expone los sentimientos que tenía en su corazón. ¿Cómo se va a realizar este proyecto de ser ya la madre del hijo de Dios si he sentido que dentro de mi corazón Dios ha puesto la idea de consagrarme en virginidad y castidad?
 
El Ángel le explica que se realizará por obra del Espíritu Santo, que es la tercera persona de la santísima Trinidad. María frente a ese plan de Dios, dice: aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra y en aquel momento se realiza el acontecimiento más grande de la humanidad. Dios se hace uno de nosotros, en todo igual a nosotros menos en el pecado. Dios verdadero y hombre también verdadero. Venía a salvar a los hombres y no lo podía hacer si no fuera Dios pero tampoco podría salvarnos si no compartiera nuestra naturaleza humana.
 
María debía hablar con José de estas cosas con mucha delicadeza. José que es llamado por el evangelio el Justo, el Bueno porque cree en Dios y se pone en las manos de Dios, acepta este misterio. La salvación de la humanidad está en el niño concebido, en la Madre que lo concibe, María y en José que será su padre adoptivo.
 
José siente que podrá surgir un problema. María está en cinta pero él no ha vivido con ella y la gente podrá murmurar y hasta condenarla a la muerte. José, hombre justo, se pone en las manos de Dios pero no deja de sufrir porque Dios como que se retira y le deja a él solo. No podía darle acta de repudio porque la juzgaría como adultera pero ¿qué hacer? Todos los días rezaba, exponía ante Dios sus dolores, esperando que un día Dios tenga misericordia y se le haga presente. Así fue.
 
Un buen día el mismo ángel Gabriel se le aparece en sueños a José. El Ángel se lo asegura que el Hijo de María  viene de Dios por obra del Espíritu Santo. Ciertamente es así como se lo ha dicho María.
 
José ha sufrido pero ahora que oye esta buena noticia tiene una gran alegría. Su vida será para María y para el Niño. El deberá ponerle el nombre a los ochos días de nacido. Jesús, Emanuel. Dios con nosotros, Dios salvador.
 
Para José ya no hay dudas. Con el Nombre le dará el derecho a ser llamado hijo de David. Jesús entra en la historia de Israel. Tendrá la misión de cuidar del Niño y de su madre como lo hará después cuando vaya a Belén como en su huida a Egipto cuando Herodes quiere matarlo. Cuidará del Niño en Nazaret y le enseñará a rezar, a trabajar, a estar como uno más en medio de su pueblo. Ocultará al demonio el misterio de la Virginidad de María, ocultará el misterio de Jesús en su divinidad.
 
José ve todos estos acontecimientos con la luz de Dios. No se engrandece sino se hace servidor de María y Jesús. Los trata con amor.
 
José ha cuidado de María y el Niño pero ahora que ha terminado su misión en la tierra, cuida de la Iglesia que fundó su Hijo Jesús para esta sea fiel  a Jesús que murió por ella. Con el patrocinio de san José se anuncia el evangelio de Jesús, que es humano como todos y cada uno de nosotros pero al mismo tiempo está llamado a dar testimonio de Jesús. Como hombre es hijo de José y por su resurrección, Hijo de Dios para salvar a los hombres. Así nos lo dice san Pablo en la lectura de los Romanos 1, 1-7 que hemos escuchado ahora.
 
San Pablo en su carta a los Romanos 1, 1-7 nos dice que estamos llamados a anunciar el evangelio de Jesús que es  hijo del hombre por su encarnación e hijo de Dios por su resurrección. Este misterio estamos llamados a anunciarlo a todas las naciones y así llevar a todos a la fe. Estas navidad es ver este misterio y anunciarlo a los que aun duden o lo crean muy flojamente. Demos gracias a Dios por el don de la fe y por ver en Jesús a nuestro salvador. Así podremos llevar acabo con Jesús la salvación de los hombres.
 
P. Vicente Pérez.

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