TU PRÓJIMO
Reflexión. Decimoquinto Domingo del Tiempo Ordinario.
El Señor nos manda guardar sus mandamientos, convirtiéndonos al Señor. Dios nos ha puesto los mandamientos en nuestro corazón. Lo importante es su cumplimiento. Veamos Deuteronomio 30,10-14. Respondemos a esta palabra con el salmo 68, 14 y 17,30-34,36-37.
En la segunda lectura contemplamos un himno a Cristo imagen visible de Dios invisible, cabeza de la Iglesia. Colosenses 1, 15-20. Este himno nos hace resaltar a Jesús que se ha hecho hombre en todo igual a nosotros menos el pecado pero nos hace presente a Dios invisible. El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. Pero al mismo tiempo es el creador de totas las cosas. Sin él nada ha sido hecho. Todos los seres creados sea espirituales como los Tronos, las Dominaciones, los Principados han sido creados por Él y para Él y por eso nosotros le debemos Adoración. Pero como hombre ha muerto en la cruz y así ha creado la Iglesia, que es su Cuerpo. Él es la Cabeza de la Iglesia pues de él sale la vida, el amor para la Iglesia a través de los sacramentos. Así es instrumento de reconciliación de toda la creación por la sangre derramada en la cruz. Adoremos a Cristo Crucificado que nos ha salvado, a Cristo creador que nos ha creado.
En el Evangelio de Lucas 10, 25-37 encontramos unas enseñanzas de Jesús acerca del amor a Dios y al prójimo. Jesús tenía enemigos que buscaban cómo cogerle en trampa y para eso le preguntan sobre qué cosas hay que hacer para retener vida eterna. Los estudiosos habían recopilado muchos preceptos sacados de la Biblia y ahora está el problema cuál es el más importante para salvarse. La respuesta de Jesús es clara: Amarás al Señor con la totalidad de tu ser y al prójimo como a ti mismo. Nada de medias tintas sin la donación de todo el ser. Dios es Dios y exige de nosotros que le demos todo lo que somos si queremos pertenecer a Dios. Haciendo así viviremos y tendremos a Dios.
Aquel letrado quiere justificarse y pregunta cuál es su prójimo. Jesús nos cuenta una historia.
Un hombre, sin distinciones de raza, lengua, religión, baja de Jerusalén donde había ido adorar a Dios y en medio de tantos pedruscos aparecen unos maleantes que le maltratan, la hacen año, le dejan medio muerto con las consecuencias de un tiempo calurosísimo que podría desfallecer.
Nadie quería meterse con él, menos unos sacerdotes y levitas que bajaban del templo donde habían estado oficiando en el templo de Dios pero no querían que aquel hombre los contagiase con las impurezas y pasan de largo. Esa persona no les dice nada. No es la persona que ha puesto Dios en el camino para que ejercitase su amor, su entrega.
Esto nos pasa a nosotros que Dios nos pone en el camino un enfermo, un pobre, un desgraciado y parece que no queremos verlo para no perder nuestro tiempo con ellos, no nos dice nada el pobre y ponemos la excusa de que tenemos prisa, de que también nosotros somos pobres y nos desentendemos. No nos damos cuenta que allí está Jesús como observador de nuestras acciones y un día nos preguntará que hicimos con él pues ese desgraciado representaba a Jesús. Lo que hicisteis con esa persona sufrida, lo habéis hecho conmigo y no nos conocerá. Vayan al fuego eterno. Prójimo es el que hace benevolencia al necesitado sin distinciones. Una persona se distingue de otra en que sabe tener ternura al necesitado, no el que cierra su corazón y pasa de largo. Ha retirado la compasión de su prójimo y ha abandonado el temor de Dios.
P. Vicente Pérez.
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