CRISTO REY
Reflexión. Solemnidad de nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo.
Estamos terminando el año litúrgico este domingo, que es la celebración de la salvación que la Santísima Trinidad ha realizado para nosotros y hemos estado viendo la acción del Padre que nos anuncia al Salvador en el tiempo de Aviento. Hemos visto el nacimiento del Hijo de Dios en Navidad y su anuncio a los hombres en la Epifanía. Después recorrimos con Jesús el inicio del año de la gracia con su predicación. Más adelante participamos con Jesús en el misterio de su Pascua, muriendo resucitando con Cristo. Así nosotros participamos en su glorificación pero el Padre y el Hijo no nos han dejado solos: nos mandaron al Espíritu santo para dar testimonio de la Santísima Trinidad. El tiempo más largo vino después acompañando a Jesús en su predicación y hoy celebramos a Cristo, Señor de la creación, Señor de la historia. Jesús centro de la historia, de cada uno de nosotros.
Jesús nació pobre en Belén y sin embargo los Ángeles cantan a Jesús y lo muestran a los pastores. Días más tarde llegan unos sabios y preguntan a Herodes donde ha nacido el Rey de los judíos y él se asustó. Este rey será perseguido por el mismo Herodes. Cuando es mayor empieza su misión y anuncia que llega el reinado de Dios y nos llama a todos a conversión. No es un reinado de fuerza y poder humano sino el reinado de hacer el bien, perdonar los pecados porque el pecado nos lleva a alejarnos de Dios, pero su misión no es comprendida y empieza la persecución. Jesús no dirá nunca que es rey porque sería interpretado mal y lo entenderían como un rey humano de poderes. Jesús ante Poncio Pilato, cuando está maniatado y coronado de espinas, anuncia que es Rey pero no de este mundo. Viene a dar testimonio de la Verdad de Dios a los hombres. Viene a proclamar el año del perdón, el año del amor. Jesús reina desde la cruz cuando perdona a los que le hemos matado y salva a los pecadores como el buen ladrón. Jesús es rey porque en medio de su serenidad, se pone en las manos del Padre: en tus manos pongo mi espíritu.
Es rey porque nos ha trasladado del reino de las tinieblas del pecado al reino de la Luz. Cristo, salvador y primogénito de toda la creación Colosenses 1, 15 Él es imagen del Dios invisible, primogénito de toda la creación, 16 pues por él fue creado todo, en el cielo y en la tierra: lo visible y lo invisible, majestades, señoríos, autoridades y potestades. 17 Todo fue creado por él y para él, él es anterior a todo y todo tiene se mantiene en él.
Él es rey porque nos ha salvado a todos y nos ha reunido en su Iglesia. Colosenses.1, 18 Él es la cabeza del cuerpo, de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de los muertos, para ser en todo el primero. 19 En él decidió Dios que residiera la plenitud; 20 por medio de él quiso reconciliar consigo todo lo que existe, restableciendo la paz por la sangre de la cruz tanto entre las criaturas de la tierra como en las del cielo. Presentados ante él: santos, intachables, irreprochables.
Él es la Cabeza de su Iglesia pues de Él viene toda gracia, toda reconciliación con Dios y con los hombres. Él nos hace santos e irreprensibles. . Él nos devuelve la primitiva imagen de Dios y así podemos aparecer como verdaderos Hijos de Dios. Por eso en este día debemos bendecir a Dios Padre por su amor a nosotros, a Dios Hijo porque con su sangre nos ha redimido.
Nos llena de bendiciones: Efesios 1, 3 ¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo!, quien por medio de Cristo nos bendijo con toda clase de bendiciones espirituales del cielo. 4 Por él, antes de la creación del mundo, nos eligió para que por el amor fuéramos consagrados e irreprochables en su presencia. 5 Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo conforme al beneplácito de su voluntad 6 para alabanza de la gloriosa gracia que nos otorgó por medio de su Hijo muy querido. 7 Por él, por medio de su sangre, obtenemos el rescate, el perdón de los pecados. Según la riqueza de su gracia 8 derrochó en nosotros toda clase de sabiduría y prudencia, 9 dándonos a conocer el misterio de su voluntad, establecido de antemano por decisión suya, 10 que se realizaría en Cristo en la plenitud de los tiempos: que el universo, lo celeste y lo terrestre, alcanzaran su unidad en Cristo. 11 Por medio de él y tal como lo había establecido el que ejecuta todo según su libre decisión.
Por eso estamos llamados a vivir mirando a Cristo, alabándole, dejándonos transformar con su sangre para ser hijos de Dios, sacerdotes que le alaban y bendicen. Él está en medio de su Iglesia. El Apocalipsis nos presenta a Jesús como el sumo sacerdote que pasea en medio de las siete lámparas que son las iglesias repartidas por el mundo y por eso le damos todo honor, gloria y alabanza por los siglos de los siglos.
Apocalipsis: 1, 4 De Juan a las siete Iglesias de Asia: les deseo el favor y la paz de parte de Aquel que es, que era y que será, de parte de los siete espíritus que están ante su trono 5 y de parte de Jesucristo, el testigo fidedigno, el primogénito de los muertos, el Señor de los reyes del mundo. Al que nos ama y nos libró con su sangre de nuestros pecados, 6 e hizo de nosotros un reino, sacerdotes de su Padre Dios, a él la gloria y el poder por los siglos [de los siglos] amén. 1 7 Mira que llega entre las nubes: todos los ojos lo verán, también los que lo atravesaron; y todas las razas del mundo se darán golpes de pecho por él. Así es, amén. 8 Yo soy el alfa y la omega, dice el Señor Dios, Aquel que es, que era y que será, el Todopoderoso.
En la primera lectura se nos presenta a un Hijo del Hombre que anuncia a Jesús y se presenta ante el Anciano que es Dios para recibir el poder, el honor y el reino que no acabará.- Daniel 7, 13-14.
Respondemos con el salmo 92, 1-2 y 5 en que aclamamos al Señor que reina, lleno de majestad.
En la segunda lectura tomada del apocalipsis 1, 3,8 se nos presenta a Jesucristo como el Testigo fiel, el Primogénito de toda la creación, el que está resucitado de entre los muertos porque ha vencido la muerte y nos ha hecho reino de sacerdotes que le alaban por siempre y ante Él debemos postrarnos para adorarle.
Por fin el evangelio de Juan 18, 33-37 se nos presenta a Jesús coronado de espinas, que ante Poncio Pilato que representa al mundo, le proclama que es el Rey que ha venido a dar testimonio de la Verdad, que es Dios, hasta con su vida.
P. Vicente Pérez.
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