El escándalo


Reflexión. Vigésimo sexto Domingo del tiempo ordinario. B. 

Este domingo 30 septiembre celebramos  el domingo 26 del tiempo ordinario con las siguientes lecturas: 

Números 11, 25-29. Respondemos con el Salmo 18, 8.10. 12-13. 14.- Santiago 5, 1-6 y Marcos 9, 37-47. 

En el evangelio de este domingo se nos presentan algunas frases de Jesús para nuestra edificación. Jesús está haciendo el bien a muchas personas pero en el pueblo o cercanías hay gente que sin estar con Jesús hacen el bien en el nombre del mismo Jesús, es decir, invocando su nombre. Los discípulos de Jesús se acercan a Él para indicarle que se lo prohíba y Jesús nos amonesta que aunque no esté con nosotros, si invocan el nombre de Jesús, no pueden luego hablar mal de él, hacer propaganda para que no crean en Jesús. 

Esto puede pasar en medio de nosotros si rechazamos a las personas que hacen el bien pero no creen en Jesús, no van a la Iglesia, quizás no están ni bautizados pero van hacer obras sociales en favor de los más pobres, saben callar ante las injurias que reciben, saben defender al perjudicado. Unámonos a ellos en estas cosas para hacer el bien. Todo el bien que se hace, llega a Dios aunque los que lo hagan no lo sepan. También Jesús les bendecirá en el día del juicio y los admitirá en su reino porque lo que se hace en favor de los más pobres y necesitados, lo haremos con Jesús. Esto obliga, sin embargo,  a la sinceridad pues hay gente que hacen las cosas para ser vistos, para buscar fama, propaganda. Esto puede suceder en estos días en que nos preparamos a las elecciones, que hay candidatos que hacen el bien, no porque amen a la gente sino porque quieren su voto, para engañar a los electores. No están con Jesús ni físicamente ni exteriormente. Hay que hacer las cosas con Jesús, como las quiere Jesús, para hacer el bien a todos. Esto supone hacer el bien desinteresadamente. 

Jesús nos da otras exhortaciones. El que da de beber aunque sea un poco de agua, le da una posada por ser discípulo de Jesús, lo está haciendo con Jesús y por Jesús. Jesús nos invita a salir de nuestros intereses y a obrar por Jesus la caridad de Dios que se entrega a los demás sin intereses. Si no está Dios con su amor dentro de nosotros, no seremos capaces de amarnos y el mundo seguirá en sus intereses egoístas. 

Para Jesús sus discípulos, que han dejado todo para seguirlo, que sean hecho pequeños, humildes, sin exigencias de vanidad, de sobresalir merecen un respeto grande, ¡Ay de nosotros si con nuestra conducta, con nuestras malas palabras incitamos a los cristianos sencillos a apartarse de Dios, a renegar de Él!  Jesús tiene palabras muy fuertes que no se deben interpretar como hechos sino en forma simbólica. Más valdría que a los que incitan al escándalo, les echen una piedra de molino y los arrojasen al mar. No hay que entender esto materialmente sino que merecen un gran castigo. No es necesario sacarse el ojo, cortarse la pierna, cortarse la mano sino cortar todo aquello que nos aparte de Dios y del hermano, lo que nos lleva a pecar, a renegar de Dios. Si con tu ojo miras pornografías y las enseñas a otros, estás llevando a ti mismo por el camino de la perdición y también a otros. Si tú tienes malas compañías que le llevan por el camino de la droga, de la borrachera, de la prostitución, hay que cortar con todos los males cueste lo que cueste. Va en ello la Vida de Dios, tú propia felicidad y la felicidad de los demás, Un padre que no rompe con las malas compañías se expone a romper el matrimonio y a llevar a los hijos por sus caminos del dolor y sufrimiento primero y después en la imitación de tan malos ejemplos para él. 

Dios da tiempo para que tú reflexiones, dejes estos daños y lo puedes vencer con la oración frecuente, la recepción de los sacramentos, sobre todo la penitencia y la comunión. Puedes dedicarte a la escucha silenciosa de la Palabra donde Dios mismo te habla, atreves del Espíritu Santo; Jesucristo se hace presente con su sacrificio de la cruz y sentirás como tu vida empieza a ser de otra manera. 

Pregúntate si has dado escandalo a otros, poniéndoles en el camino del mal. Puede esperarte la cárcel pero más temible será el castigo de Dios. Jesús termina este episodio diciendo es mejor tuerto, cojo, manco pero en el cielo que no con las dos manos, con los dos ojos, las dos piernas vayas al infierno donde el gusano no se muere ni el fuego se apaga. 

Relacionado con esto está la carta de Santiago que hemos escuchado, va sobre el aviso de las riquezas. Tenemos necesidad del dinero, lo necesario para vivir pero no lo que nos sobra que en la mayor parte de los casos es fruto de rapiñas e injusticias. Santiago nos habla que quienes se afanan por el dinero, lo malgastan, los hace egoísta y no comparten con los demás. Se apolillan los vestidos lujosos. Dios los pone  a prueba porque vienen los ladrones y se apoderan. ¡Ay de las riquezas mal habidas y mal usadas! ¡Cuántos odios, peleas, asesinatos por el dinero! 

Tiene trabajadores como esos campesinos que trabajan la tierra de los ricos y no son capaces de pagar el justo salario a sus trabajadores. Ellos pasan hambres y los ricos paseando en viajes lujosos y después no hay dinero para los que han trabajado y lo necesitan para sobrevivir. Todo esto sube como un clamor a Dios y sabemos que nos han cebado para el día de la matanza. Hoy el Señor nos llama a ser útiles a los demás. Que ningún dinero, vestido, zapatos alhajas sean fruto de haberse aprovechado del jornal de los pobres que trabajan. En la tierra podremos engañar pero no a Dios. 

P. Vicente Pérez.

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