EL BUEN PASTOR
(Reflexión. Cuarto Domingo de Pascua. B)
Hoy celebramos el cuarto domingo de pascua dedicado a Jesús buen Pastor de sus ovejas. En Palestina había gente que era agricultor pero otras muchas personas eran pastores dedicados a la cría de ovejas y cabras. Había unos pastores que eran dueños de las ovejas; otros, en cambio, eran asalariados. Todos tenían un corral donde poner a las ovejas de noche y a veces este corral servía para las ovejas de distintos propietarios. Por la tarde las llevaban allí. Por la mañana el pastor autentico se presentaba y el guardián le dejaba entrar por la puerta a recoger sus ovejas y lo hacía dándoles un grito que ya conocían las ovejas y una tras otras iban saliendo y siguiendo al pastor que las llevaba a los lugares donde había hierba y también agua. El pastor conocía bien a cada una de las ovejas y ellas a su vez conocían a su pastor. Había una relación de amor entre ambas partes. Si durante el día aparecía alguna fiera salvaje, el pastor autentico salía a su encuentro con su cayado para defender a las ovejas; sin embargo a veces los pastores que eran jornaleros se escondían y no les importaba que el lobo descuartizase a sus ovejas. Si había alguna oveja que se había quedado enredada en algún matorral el pastor se acercaba a ella, la cogía con cariño, le sacaba los pinchos, le curaba la herida y si era necesario, la cargaba sobre sus hombros. Así pasaba el día y al final las llevaban al corral y el pastor descansaba.
Esta imagen es tomada por Jesús que es el pastor autentico que conoce a sus ovejas y a su vez sus ovejas que han experimentado el amor de Jesús, le corresponden con amor. Así deberíamos ser nosotros. Quien ha experimentado el amor de Jesús, siente la necesidad de amarlo y de entregarse a Él. Jesús se ha sentido amado por su Padre Dios y con ese amor nos ha amado también a nosotros y ha dado la vida en la cruz por nosotros. Por eso Jesús nos hace la pregunta que hizo a Pedro: ¿Me amas más que estos? Pedro por tres veces se lo manifestó con un sí total. Esta debe ser nuestra respuesta.
Jesús ha recogido a sus ovejas, es decir, a nosotros, sus discípulos dentro de la Iglesia y ha encargado a los pastores, obispos, sacerdotes para que las cuiden, las llevan a los pastizales. Jesús es ese pastizal que nos da Él mismo: tomen y coman, esto es mi cuerpo que será entregado por ustedes: Tomen y beban porque este es el cáliz de mi sangre que era derramada por ustedes para el perdón de los pecados. Debemos acercarnos a este Sacramento para recibir a Jesús al menos una vez a la semana en domingo.
Jesús es el pastor que sale en nuestra defensa cuando el demonio como león rugiente está dando vueltas alrededor de nosotros para devorarnos y llevarnos por el camino del pecado y destruirnos. Jesús se ha expuesto con su vida para librarnos. Yo doy mi vida por las ovejas. Jesús nos ha amado tanto que ha dado la vida en la cruz por todos los hombres, nos ha cargado sobre sus hombros como el pastor carga sus ovejas cuando las ve en medio de los matorrales y heridas por las zarzas. Por eso ha podido recuperar su vida con la resurrección y los beneficiados somos nosotros. A Jesús le ama su Padre Dios porque ha entrado su vida por nosotros libremente y por eso ha tenido poder para recuperarla con la resurrección.
Jesús ha perdido su vida para perdonarnos nuestros pecados a través del Sacramento de la penitencia pero nosotros debemos dejarnos curar esa heridas del pecado. Debemos escuchar la Palabra de Dios que nos llama a la conversión. Debemos acercarnos frecuentemente al sacramento de la penitencia en que Jesús por medio del sacerdote nos perdona nuestros pecados y nos devuelve la dignidad de Hijos de Dios. Ya nos dio este don en el sacramento del bautismo cuando nos perdonó el pecado original y nos dio la grandeza de llamaros y ser hijos de Dios, herederos de su gloria. Miren qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios pues ¡lo somos! Pero aún no se ha manifestado lo que significa esta dignidad. No hay otro que nos pueda salvar, proclama san Pedro en la lectura que hemos escuchado de los Hechos de los Apóstoles.
El cristiano debe estar en guardia contra los falsos pastores que a través de imágenes de pecado: pornografías, películas, gente que te quiere engañar con ideologías de género, como llaman ahora, y te quiere apartar de Dios. El demonio quiere poner tus ideales de vida en tener mucho dinero para gozar de la vida egoístamente. Ahora hemos pasado la semana santa y la propaganda es el ¿feriado? de semana santa. La semana santa no tiene feriado. Tiene a Jesús para que estemos con Él. Nos presenta el kasama lleno de brujerías con la excusa de una cultura ancestral y esto para hacer dinero pero que prescinde del Único Señor y Salvador. Nos presenta la playa para divertirnos y pasearse con el sexo, el trago, la droga. Necesitamos sanar nuestros pecados, reconciliarnos con Jesús y experimentar su amor para reconstruir la familia, la sociedad, las relaciones fraternales, el sentido de los verdaderos valores del ser humano...
El único pastor es Jesús que ha muerto por ti y nadie tiene amor más grande que aquel que da la vida por nosotros. El que es de Cristo escucha su voz y lo sigue. Jesús te conoce amándote. ¿Conoces tú a Jesús amándole? Así sabrás quien es el Padre de Dios que nos ha amado hasta entregarnos a su Único Hijo.
Las lecturas de este domingo son:
- Primera Lectura: Hechos de los Apóstoles 4,8-12
- Salmo 117, 1, 8-9, 21-23, 26, 28,29.
- Segunda Lectura de la primera carta de san Juan 3, 1-2
- Evangelio según san Juan 10, 11-18
P. Vicente Pérez.
Comentarios
Publicar un comentario