ZAQUEO, EL PUBLICANO
Reflexión a las lecturas del Trigésimo primer Domingo del Tiempo Ordinario.
Jesús se dirige hacia Jerusalén donde va ser entregado en manos de los pecadores que lo matarán y después de tres días resucitará. En el camino deben pasar por la ciudad de Jericó, la misma ciudad por donde pasaron los israelitas cuando entraron en la Tierra Prometida y allí se derrumbaron las murallas, es decir, los ídolos que guiaba a ese pueblo, anunciando de esta manera su vuelta a Dios.
En Jericó viven algunos publicanos que se han entregado a los romanos para que recojan los dineros de los impuestos de Roma. Ellos se aprovechaban de esto para grandes ganancias. Por tanto los publicanos se enriquecían a base del dinero recogido pero hasta colaboraban con los ídolos del Imperio. Eran idolatras, avaros, aprovechados. El dinero reinaba en ellos.
Jesús está allí y Él ha venido a buscar a los pecadores porque no tienen necesidad de médico los sanos sino los enfermos.
Zaqueo ha oído hablar de Jesús aunque sea como curiosidad y quiere verlo pero como es bajito de estatura la gente no le dejaba verlo. Entonces se trepa a un árbol aunque la gente se burle del ricachón.
Jesús pasa, y mira hacia lo alto, a Zaqueo. Es una mirada de amor. Ante aquel deseo se encuentra el amor de Jesús. Hoy ha llegado la salvación para esta casa. Baja pronto, la salvación de Jesús es rápida y es necesario dar la respuesta rápida como lo hizo la virgen y se fue a ver a su prima Isabel.
Ese hoy va para muchas personas: para los pastores en Belén: hoy les ha nacido un salvador.
¿Sientes el deseo de Jesús y quieres encontrarte con Él porque le reconoces como tu salvador? ¿Lo esperas y lo deseas como Zaqueo? ¿Has recibido a Jesús en tu corazón? ¿Lo recibimos nosotros contentos de que Jesús se ha acordado de nosotros? ¿Estamos dispuestos a abrir nuestro corazón y dejar que entre Jesús para que nos purifique de nuestros pecados? Acoger y recibir a Jesús es disponibilidad sabiendo que Jesús trae su misericordia hacia nosotros.
Cuando una persona ha descubierto a Jesús, se despoja de todo lo que le separa de Jesús. Zaqueo sabía qué le apartaba de Jesús; era el dinero que le llevaba hasta la injusticia. Da la mitad de sus bienes para los pobres y, si ha robado a alguien, le restituirá lo robado. La caridad sin justicia no es válida.
Zaqueo ha experimentado en sí mismo una persona nueva donde lo viejo pasó y todo es nuevo. ¿Qué le importa sus negocios si ahora ha encontrado a la salvación, la vida de Dios?
Jesús se alegra porque ha llevado la salvación a Zaqueo. También Zaqueo se alegra porque Dios se ha acordado de Él. Esto es lo que significa el nombre de Zaqueo- Ha encontrado el reinado de Dios ¡Cuantos santos se han desprendido de todo y han encontrado la felicidad de Dios! Veamos el Evangelio de Lucas 19,1-10.
En el libro de la sabiduría 11, 23-12---2 nos presenta la grandeza de Dios en su misericordia.
1) "... te compadeces de todos, porque todo lo puedes...": la omnipotencia causa o razón de la compasión (vs. 22-23). Antes el autor ha presentado unos poderosos que abusan del poder practicando la injusticia, pero es que tenían un poder limitado.
El poderoso es injusto porque ambiciona más poder, porque teme perderlo, por codicia... Además, el poderoso es riguroso con todo el mundo porque no ama al imputado, porque teme que se le escape... Por el contrario, Dios "cierra los ojos a los pecados de los hombres para que se arrepientan". La razón estriba en que el Señor tiene el poder supremo, no teme a nadie, no ha de rendir cuentas, ama al pecador. Quiere su conversión.
2) La omnipotencia divina no explica ella sola la creación sino que también interviene su voluntad libre, su amor creador (11, 24-12,2): "Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que has hecho...".
En la segunda Lectura de San Pablo a los Tesalonicenses 1, 11—2,2 san Pablo nos invita a rezar para que nos considere dignos de nuestra vocación de cristianos y podamos dar razón de nuestra esperanza. Por otra parte no debemos dejarnos llevar por chismes que nos dicen cuándo será el fin del mundo. San Pablo rechaza esto porque sabe que no sabemos cuándo terminará este mundo. Lo importante es que debemos estar preparados para esto aunque no sepamos cuándo terminará. Si viene hoy o mañana el fin del mundo, lo importante que estemos preparados y podamos dar cuenta a Dios de nuestros actos y ser llevados al cielo.
P. Vicente Pérez.
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