Mirar a Cristo en la cruz
Reflexión. CUARTO DOMINGO DE Cuaresma
El Pueblo de Israel había sido liberado por Dios de la esclavitud de Egipto y recibió la Tierra Prometida, pero fue infiel a Dios. Adoctrinado por los profetas, sacerdotes y reyes. Dios le había avisado por medio de los profetas como Jeremías, pero los rechazan, los persiguen y Dios permite que Nabucodonosor, rey de Babilonia, los lleve al destierro de Babilonia. Allí tendrán que reconocer sus pecados, su idolatría. Allí clamarán a Dios y Dios tendrá misericordia de ellos. Mandará al Rey Ciro que los permita regresar a Jerusalén y empezarán una nueva vida algunos que quisieron regresar porque otros pensaron en quedarse en Babilonia, en medio de los ídolos.
Lectura del libro de 2 Crónicas 36,14-16,19-23.
36,14 Del mismo modo, todos los jefes, los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, profanando el templo del Señor, que él había consagrado en Jerusalén. 15 El Señor les enviaba mensajeros; 16 pero ellos escarnecían a los mensajeros de Dios, hasta que la ira del Señor se encendió contra su pueblo.
20 Deportó a Babilonia a todos los que habían escapado de la espada. Fueron esclavos suyos y de sus hijos. «Hasta que la tierra pague los sábados, hasta cumplirse setenta años».
22 En el año primero de Ciro, rey de Persia, el Señor movió a Ciro, rey de Persia, a promulgar de palabra y por escrito en todo su reino:
23 «Así dice Ciro, rey de Persia: El Señor me ha entregado todos los reinos. Él me ha encargado construirle un templo en Jerusalén. Quien de entre vosotros pertenezca a ese pueblo, puede volver. ¡Qu Dios, esté con él!».
Respondemos con el Salmo 136,1-2,3.4.5.6
Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.
1 Junto a los canales de Babilonia | nos sentamos a llorar | con nostalgia de Sion; 2 en los sauces de sus orillas |colgábamos nuestras cítaras.
Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.
3 Allí los que nos deportaron | nos invitaban a cantar; | nuestros opresores, a divertirlos: | «Cantadnos un cantar de Sion».
Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.
4 ¡Cómo cantar un cántico del Señor | en tierra extranjera! 5 Si me olvido de ti, Jerusalén, | que se me paralice la mano derecha;
Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.
6 que se me pegue la lengua al paladar | si no me acuerdo de ti, | si no pongo a Jerusalén | en la cumbre de mis alegrías.
Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.
En la carta a los Efesios 2, 4-10 se nos presenta también la bondad de Dios hacia todos nosotros pues también nosotros estamos en medio de nuestros pecados y por eso muertos, sin vida, sin amor, sin verdad, llenos de idolatrías, orgullos, dominados por el pecado de sexo, drogas, dinero y otras muchas cosas.
Lectura de la carta a los Efesios 2, 4-10
4 Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, 5 estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho revivir con Cristo —estáis salvados por pura gracia—; 6 nos ha resucitado con Cristo Jesús, nos ha sentado en el cielo con él, 7 para revelar en los tiempos venideros la inmensa riqueza de su gracia, mediante su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
8 En efecto, por gracia estáis salvados, mediante la fe. 9 Y esto no viene de vosotros: es don de Dios. Tampoco viene de las obras, para que nadie pueda presumir. 10 Somos, pues, obra suya. Dios nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que de antemano dispuso él que practicásemos.
Frente a nuestra realidad San Pablo nos da una buena noticia: Dios, rico en misericordia, por su gran amor, nos ha mandado a Jesús para hacernos vivir con Él, liberándonos de nuestros pecados, nos da la esperanza de sentarnos en el cielo con Jesús. Así nosotros podremos dedicarnos a las buenas obras.
Sí, hoy Cristo está en medio de nosotros para hacernos partícipes de su gracia, no por nuestros méritos sino por la fe que Él mismo nos da. En Cristo seremos una nueva criatura y pasará lo viejo y todo se renovará (II Corintios 5, 17), tendremos otras actitudes en la sociedad, en la familia. Aprenderemos a tener el sentido de la fraternidad, de la solidaridad, de la justicia. Aprenderemos a respetar a todos empezando por los miembros del hogar, sin violentarlos de ninguna manera sino dejándonos llevar por el respeto y el dialogo que oye al otro y le escucha. Descubriremos a Jesús en nuestra vida y nos enamoraremos de Él de manera que lo busquemos, le oigamos, le amemos.
En el libro de los Números se nos dice que el pueblo de Israel vivía en el desierto y por sus pecados Dios permitió que numerosas culebras los picasen y como consecuencia morían. Dios mandó a Moisés que construyeran una culebra de metal para que, si alguien la miraba después de ser mordido, quedara curado. Somos obra del Señor y por eso necesitamos dedicarnos a las buenas obras que Cristo ha determinado.
Sabiduría 16, 5 Así cuando les sobrevino la terrible furia de las fieras y morían mordidos por serpientes huidizas, tu ira no duró hasta el final; 6 para que escarmentaran, se les asustó un poco; 7 en efecto, el que se volvía hacia él sanaba no en virtud de lo que veía, sino gracias a ti, Salvador de todos. 8 Así convenciste a nuestros enemigos de que eres tú quien libra de todo mal; a ellos los mataron las picaduras. 12 Y no los sanó hierba ni ungüento alguno, sino tu palabra, Señor, que lo sana todo
Proclamación del evangelio según san Juan 3,14-21
En aquel tiempo dijo Jesus a Nicodemo: -14 Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, 15 para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
16 Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. 17 Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. 18 El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.
19 Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. 20 Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. 21 En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios».
En este evangelio se nos presenta a Jesús colgado en la cruz como la serpiente. Será levantado para ser matado y glorificado de manera que quien cree en Jesús y se entrega a Él sentirá la curación de su pecado y empieza a ser una nueva criatura.
Juan 3, 16 Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que quien crea en él no muera, sino tenga vida eterna. 17 Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de él. 18 El que cree en él no es juzgado; el que no cree ya está juzgado, por no creer en el Hijo único de Dios.
Juan 8 28 Jesús añadió: —Cuando hayan levantado al Hijo del Hombre, comprenderán que Yo soy y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como mi Padre me enseñó. 29 El que me envió está conmigo y no me deja solo, porque yo hago siempre lo que le agrada.
Juan 12, 32 Cuando yo sea elevado de la tierra, atraeré a todos hacia mí 33 –lo decía indicando de qué muerte iba a morir–.
Todo esto nos está mostrando el amor infinito de Dios-Padre que nos da a su Hijo, hombre para salvarnos. Jesús es el Enviado del Padre. Ahí está su amor hacia todos nosotros. El mismo Padre no lo perdonó, sino que lo entregó a la cruz para que todo el cree en El, tenga vida eterna. Quien cree en Él, lo mira con amor y se deja guiar por él, tiene vida eterna, se le perdonan sus pecados. Pero hay gente que no quiere saber nada de Jesús, no se da a Él y el mismo se condena porque prefiere las tinieblas del pecado a la luz de Jesús. Quien obra perversamente, odia a Jesús, lo rechaza y no quiere acercarse a Jesús para que sus obras malas no sean descubiertas. Sin embargo, alguien tiene sus pecados, los descubre, -confesaré mi pecado, dice el salmo- sentirá que es una nueva criatura y ha empezado a vivir como Hijo de Dios.
I Juan 4, 9 Dios ha demostrado el amor que nos tiene enviando al mundo a su Hijo único para que vivamos gracias a él. 10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que, ofreciéndose en sacrificio, nuestros pecados quedaran perdonados.
I Juan 3, 7 Hijitos, que nadie los engañe: quien practica la justicia es justo como lo es él. 8 Quien comete pecado procede del Diablo, porque el Diablo es pecador desde el principio; y el Hijo de Dios apareció para destruir las obras del Diablo. 9 Nadie que sea hijo de Dios comete pecado, porque permanece en él la semilla de Dios; y no puede pecar.
Estamos llamados a mirar a Jesús en la cruz. Dios lo hizo pecado porque tomó todos nuestros pecados. No está en la cruz para un juicio de condenación sino para un juicio de misericordia. Si nosotros somos conscientes de esto, abriremos nuestro corazón, le declararemos nuestros pecados y sentiremos cómo Jesús nos libera y nos hace otra persona. Sentiremos la fuerza de Jesús para reconciliarnos con los demás, de aprender a hacer el bien sin responder al mal. Acojamos a Cristo en esta pascua y Él nos sanará.
Para que sean iluminados nuestros corazones con la luz que brota de la esperanza de los débiles y marginados del sistema, roguemos al Señor...
Para que nos decidamos sin demora a incluir en nuestra vida diaria acciones que, como las de Jesús, irradien luz y solidaridad, roguemos al Señor...
Por los que no saben de dolores verdaderos, de injusticias planificadas, de pobreza globalizada, para que se abran sus ojos a la verdad, roguemos al Señor...
Por los niños y adultos que hoy siguen muriendo "antes de tiempo", por los "pueblos crucificados", para que seamos para ellos señal y compromiso de liberación, roguemos al Señor...
Para que nuestra conducta sea correcta e incorruptible, de forma que nunca temamos a la verdad ni prefiramos a las tinieblas, roguemos al Señor...
Oración comunitaria
Dios todo bondadoso, Padre y Madre de la Humanidad, que en Jesús has levantado ante el mundo una y muchas señales, para que todos los hombres y mujeres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad: te expresamos nuestro agradecimiento al descubrir que tú actúas a favor de toda la Humanidad y a toda ella la conduces, «por caminos sólo por ti conocidos». Ello nos hace sentirnos llenos de una alegría y una confianza, que para nosotros concretamente se apoyan en Jesucristo, nuestro hermano, predilecto tuyo.
P. Vicente Pérez.
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